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miércoles, 21 de enero de 2015

Por Gallocanta


Este año en la cuenca de Gallocanta, ha habido una explosión poblacional de ratilla campesina, a la que comúnmente llamamos “topillo” Microtus arvalis,  lo que ha atraído la atención de numerosos depredadores, que se han instalado por la zona para aprovechar este valioso recurso, que les proporcionará reservas y les ayudará a superar el duro invierno del hemisferio norte. De estos, los más visibles durante el día son los que vienen desde el cielo, algunos vienen desde zonas más norteñas, donde les es más dificultoso encontrar alimento debido al frío, al manto de nieve… otras residentes todo el año, también se han concentrado en esta zona aprovechando el jugoso sustento que les proporciona la carne de los micromamíferos. 




















                              Gorriones molineros en las proximidades de Gallocanta


Aprovechando las festividades eclesiásticas establecidas, nos reunimos unos pocos paganos para celebrar el nacimiento del nuevo año a nuestra manera, rindiendo tributo y agradecimiento a nuestra naturaleza, y admirando como resisten estoicos gracias a sus increíbles adaptaciones, los seres que pueblan el mundo, pese a las trabas cada vez más abundantes que les ponemos.

Ratonero
Por el camino ya pudimos observar grupos numerosos de milanos reales, que venidos desde el norte se mecen en el aire como auténticas cometas de fuego. Pequeños y solitarios cernícalos vulgares cruzaban el cielo buscando una atalaya para divisar a los ratoncillos. Los ratoneros, más madrugadores ya estaban escudriñando el suelo desde lo alto de los postes telefónicos o desde algún sitio elevado a la espera del descuido de una de sus presas. Las más numerosas hembras que machos de aguilucho lagunero pasaban en vuelo rasante sobre los ribazos y rastrojos próximos a la laguna asustando a las alondras que salían en nutridos bandos a darnos la bienvenida.

Llegamos al observatorio de la Reguera, en Las Cuerlas, con la laguna de Gallocanta en frente, y con abundantes grupos de aves que necesitan de la laguna para vivir. Las grullas, protagonistas indiscutibles del lugar iban y venían pasando por encima de sus vecinos los grandes tarros blancos, o las pequeñas cercetas comunes, ánades frisos y reales...
Un  halcón peregrino se acicalaba las plumas en medio de un restojo, haciendo la puesta a punto antes de ir a cazar el desayuno.



Ánsares comunes


Trío de tres

A mediodía, fuimos a comer a la Laguna Honda, ya en Castilla la Mancha, que nos sorprendió muy gratamente con un nutrido bando de grullas, y donde pudimos comer a la sombra de unas maravillosas y legendarias carrascas,  que resisten inmóviles a la espera de que alguna concentración parcelaria o una pista de esquí en seco se las lleven por delante. Mientras tanto dan refugio y alimento a los habitantes de la zona.





















Tomando el Sol en la laguna Honda

Por último, antes de que se pusiera el Sol, fuimos a ver la salida de las lechuzas campestres del ribazo que utilizaban como dormidero. Increíble pájaro, nos sorprendieron con sus ojazos amarillos  y sus acrobáticos vuelos que realizaban antes de irse a patrullar los barbechos.  





 Ilustres lechuzas